En el siglo XXI las organizaciones se enfrentan a un entorno cada vez más complejo: cadenas de suministro frágiles, competencia agresiva, regulaciones excesivas y cambios constantes en los mercados. A esto se suma un contexto interno con procesos ineficientes, desperdicios (MUDA), equipos saturados y, muchas veces, esfuerzos de mejora sin un verdadero entendimiento de las metodologías de mejora continua.